miércoles, 18 de septiembre de 2013

Isidore Ducasse

Enrique Pichon-Rivière:

Vida e imagen del Conde de Lautréamont 
Toda investigación, sobre la vida del Conde de Lautréamont se vio siempre dificultada por factores externos, fortuitos y sobre todo por factores internos, existentes en aquéllos que se ocupaban de él. La angustia que condiciona esta situación estaba ligada a los aspectos siniestros de su vida y de su obra. El mismo Lautréamont advierte al decir en el primero de sus poemas: “Plegue al cielo que el lector, envalentonado y sintiéndose feroz como lo que lee, encuentre sin desorientarse su camino abrupto y salvaje, a través de los pantanos desolados de estas páginas sombrías y llenas de veneno; porque de no emplear en su lectura una lógica rigurosa y una tensión de espíritu igual por lo menos a su desconfianza, las emanaciones mortíferas de este libro empaparán su alma como el agua empapa el azúcar. No es conveniente que todo el mundo lea las páginas que van a continuación; sólo algunos saborearán este fruto amargo sin peligro. En consecuencia, alma tímida, antes de internarte más en semejantes páramos inexplorados dirige tus talones hacia atrás y no hacia adelante”. Pero sin embargo la mayor responsabilidad de este rechazo del caso Lautréamont recae sobre sus primeros críticos: León Bloy y Remy de Gourmont. Ellos espantaron a los lectores y sin duda influyeron también en el ánimo de los familiares en el sentido de hacer desaparecer todo rastro del poeta. Alrededor de Lautréamont se creó una atmósfera de terror, de espanto, y su influencia satánica parece haberse ejercido sobre algunos que se interesaron por su obra, ya que enloquecieron o se suicidaron. El aspecto fantasmal fue reforzado de este modo.
Isidoro Ducasse que usó el seudónimo de Conde de Lautréamont nació en Montevideo en el año 1846, vivió además en Tarbes y en Pau, pasó por Buenos Aires, estuvo en Córdoba y murió a los 24 años en París, en el año 1870.
Escribió unos poemas en prosa, “Los Cantos de Maldoror”, y el prólogo a unas poesías.
Recordemos que Mallarmé nació en el año 1842, Verlaine en 1844, Corbiere en 1845, Lautréamont en 1846 y Rimbaud el más joven de este grupo en 1854. Lautréamont publicó sus Cantos en el año 1868, es decir cinco años después que Rimbaud publicara “Una temporada en el infierno”.
El grupo perteneciente a la generación de 1914 tomó a Lautréamont por estandarte, así nació el movimiento surrealista que descartando primero a Baudelaire y luego a Rimbaud –dice Marcel Raymond– prefirió por gusto del escándalo y para decepcionar las admiraciones burguesas, un Lautréamont genial y mitológico al cual presentó como un arcángel enfurecido, lanzando blasfemias en una noche apocalíptica.




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