Enrique Pichon-Rivière:
Vida e imagen del Conde de Lautréamont
Toda investigación, sobre la vida del Conde de Lautréamont
se vio siempre dificultada por factores externos, fortuitos y sobre todo por
factores internos, existentes en aquéllos que se ocupaban de él. La angustia
que condiciona esta situación estaba ligada a los aspectos siniestros de su
vida y de su obra. El mismo Lautréamont advierte al decir en el primero de sus
poemas: “Plegue al cielo que el lector, envalentonado y sintiéndose feroz como
lo que lee, encuentre sin desorientarse su camino abrupto y salvaje, a través
de los pantanos desolados de estas páginas sombrías y llenas de veneno; porque
de no emplear en su lectura una lógica rigurosa y una tensión de espíritu igual
por lo menos a su desconfianza, las emanaciones mortíferas de este libro
empaparán su alma como el agua empapa el azúcar. No es conveniente que todo el
mundo lea las páginas que van a continuación; sólo algunos saborearán este
fruto amargo sin peligro. En consecuencia, alma tímida, antes de internarte más
en semejantes páramos inexplorados dirige tus talones hacia atrás y no hacia
adelante”. Pero sin embargo la mayor responsabilidad de este rechazo del caso
Lautréamont recae sobre sus primeros críticos: León Bloy y Remy de Gourmont.
Ellos espantaron a los lectores y sin duda influyeron también en el ánimo de
los familiares en el sentido de hacer desaparecer todo rastro del poeta.
Alrededor de Lautréamont se creó una atmósfera de terror, de espanto, y su
influencia satánica parece haberse ejercido sobre algunos que se interesaron
por su obra, ya que enloquecieron o se suicidaron. El aspecto fantasmal fue
reforzado de este modo.
Isidoro Ducasse que usó el seudónimo de Conde de Lautréamont
nació en Montevideo en el año 1846, vivió además en Tarbes y en Pau, pasó por
Buenos Aires, estuvo en Córdoba y murió a los 24 años en París, en el año 1870.
Escribió unos poemas en prosa, “Los Cantos de Maldoror”, y
el prólogo a unas poesías.
Recordemos que Mallarmé nació en el año 1842, Verlaine en
1844, Corbiere en 1845, Lautréamont en 1846 y Rimbaud el más joven de este
grupo en 1854. Lautréamont publicó sus Cantos en el año 1868, es decir cinco
años después que Rimbaud publicara “Una temporada en el infierno”.
El grupo perteneciente a la generación de 1914 tomó a
Lautréamont por estandarte, así nació el movimiento surrealista que descartando
primero a Baudelaire y luego a Rimbaud –dice Marcel Raymond– prefirió por gusto
del escándalo y para decepcionar las admiraciones burguesas, un Lautréamont
genial y mitológico al cual presentó como un arcángel enfurecido, lanzando
blasfemias en una noche apocalíptica.